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10 de Mayo/Bajo la bugambilia

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Bajo la bugambilia



La recuerdo, tenía la costumbre de sentarse bajo la bugambilia morada, bordando en una tela la palabra antigua de los ancestros. Descifrando el lenguaje de los tantsulut, los pájaros mensajeros que se esconden entre las ramas de los árboles y se comunican con nosotros para advertirnos de nuestro futuro.

La recuerdo sentada en el tronco viejo colocado sobre las flores caídas de la bugambilia, contando la historia de los siete cerros, de los jilinín que de vez en cuando bajan a la tierra para mostrarnos sus fuerzas y decirnos que tenemos que respetarlos porque son los dioses más antiguos de nuestros pueblos, los que provocan la lluvia y de los grandes truenos que nos recuerdan que estamos más cerca de la muerte que de la vida.

La recuerdo, tenía la costumbre de sentarse con los pies estirados y uno encima del otro, con sus largas uñas a propósito porque tenía la creencia de que cuando uno sueña nuestro takuxta o dualidad se enfrenta a graves peligros que hacen que corra desesperado para salir librado y que para ello necesitaría las uñas largas para poder enterrarlas en la tierra y subirse a los grandes cerros.

Así la recuerdo, como cuando al llegar la tarde miraba la gente pasar por ese camino de piedras y regalaba una sonrisa a las mariposas que le cantan a las flores. La recuerdo haciendo un esfuerzo para que las aves hereden su capacidad de hablar a los niños recién nacidos, para que pierdan el miedo a decir su palabra.

La recuerdo. Tenía la costumbre de usar listones negros en sus largas trenzas, sentada en la orilla del camino, esperando el regreso de los hijos que se marcharon para siempre.



La recuerdo y la busco insistentemente en el camino de piedras, frente a la casa de siempre, pero la bugambilia ya no está. --Provoca mucha basura en el patio--, dijeron y un machetazo la tumbó.

De la bugambilia solo quedan las raíces enterradas y de ella, la mano que escribió estas líneas en su memoria.



Manuel Espinosa Sainos
Cuetzalan, Pue. a 10 de mayo del 2018.

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Sobre el autor

Manuel Espinosa Sainos

Manuel Espinosa  Sainos (Ixtepec, Puebla, 1972).  Es poeta totonaco, traductor, productor y locutor bilingüe. En 1999 publicó su poemario Xtachiwinkan likatutunaku kachikín / Voces del totonacapan en la colección Letras Indígenas Contemporáneas (Conaculta-INI). Luego Tlikgoy Litutunakunín / Cantan los totonacos, en el marco del Año Internacional de las Lenguas (CDI, 2008) y en el 2012 el Centro de las Artes Indígenas del gobierno del estado de Veracruz editó su último libro Kxa kiwi tamputsni / En el árbol de los ombligos. Es coautor del libro El arte de ser totonaca (Gobierno de Ver., 2009). Su obra fué incluida en el disco "Canta poesía" a ritmo de son, del cantautor Alejandro Estrada. Ha publicado en periódicos, revistas y suplementos culturales como El Búho, la Jornada, Boulevard, La Palabra Florida, la Curul y El Colibrí. Una selección de su obra fue traducida al portugués y publicada en Brasil en la revista especializada en Traducción literaria NT, en septiembre del 2012. Sus obras han influido en el ámbito educativo y en el 2014 sus poemas Kiwikgoló / Dios del monte y Litutunaku chan / Hormigas tutunakú, fueron publicados por la SEP en el libro de Lecturas de Español de quinto grado de Primaria, además que en 2008 su poema Kkgalhkgalhima mintaspitat/ Esperando tu llegada, fue publicado en el libro de Literatura 2 para Bachillerato, aunado a que sus textos han sido leídos en múltiples certámenes de poesía de educación indígena.