Cuando los villistas pasaron por Ixtepec/Una historia de la revolución en la Sierra Norte de Puebla

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--Ahí vienen, ahí vienen los villistas, corran, escóndanse donde puedan.

Dicen que así sucedió en Ixtepec, en la sierra norte de Puebla. Cuando los villistas se acercaban al pueblo, cuando desde el centro se miraba desde lejos que venían montados en sus caballos, los pobladores se avisaban entre ellos y corría hacia las cuevas, hacia las barrancas, al monte, donde no los encontraran. Cuando los villistas llegaban se llevaban todo: gallinas, puercos, maíz, lo que se encontraran a su paso. Los que lograban esconderse cerca de su casa y de sus propiedades les daban a chupar panela a sus niños pequeños para que no lloraran y no los delataran. Hubo muchos muertos y en una de las invasiones quemaron el pueblo y bombardearon la iglesia de la comunidad. A don José lo encontraron en el interior de su casa. Cuando los villistas llegaron lo amarraron en uno de los horcones y lo quemaron junto con su humilde casa hecha con techo de hojas de caña. Llegaban gritando y gritando se iban del pueblo.

Uno de los pobladores dijo:



--Yo no les tengo miedo, les voy a decir que soy un ratero, que soy de su gente.

Pero no logró decirles porque en el camino a su encuentro los villistas lo mataron y aventaron su cuerpo a un lado del camino.

En algunas ocasiones tocaban las campanas de la iglesia para avisar a la gente de la entrada de los villistas, así que todos corrían para esconderse. Y ahí iban todos revueltos corriendo para donde fuera, sin importar si iban con su mujer o con otra que no fuera su pareja o familia, el objetivo era esconderse de ellos. Dicen que entre esa gente iba don Genaro. En el camino se encontró a una solterona como de unos 40 años y como pudieron se apartaron de los demás y llegaron hasta un lugar llamado “La casa del diablo”, una cueva que está a la orilla del pueblo. Ahí se escondieron y mientras los villistas saqueaban el pueblo él aprovechó para hacerla su mujer.

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Sobre el autor

Manuel Espinosa Sainos

Manuel Espinosa  Sainos (Ixtepec, Puebla, 1972).  Es poeta totonaco, traductor, productor y locutor bilingüe. En 1999 publicó su poemario Xtachiwinkan likatutunaku kachikín / Voces del totonacapan en la colección Letras Indígenas Contemporáneas (Conaculta-INI). Luego Tlikgoy Litutunakunín / Cantan los totonacos, en el marco del Año Internacional de las Lenguas (CDI, 2008) y en el 2012 el Centro de las Artes Indígenas del gobierno del estado de Veracruz editó su último libro Kxa kiwi tamputsni / En el árbol de los ombligos. Es coautor del libro El arte de ser totonaca (Gobierno de Ver., 2009). Su obra fué incluida en el disco "Canta poesía" a ritmo de son, del cantautor Alejandro Estrada. Ha publicado en periódicos, revistas y suplementos culturales como El Búho, la Jornada, Boulevard, La Palabra Florida, la Curul y El Colibrí. Una selección de su obra fue traducida al portugués y publicada en Brasil en la revista especializada en Traducción literaria NT, en septiembre del 2012. Sus obras han influido en el ámbito educativo y en el 2014 sus poemas Kiwikgoló / Dios del monte y Litutunaku chan / Hormigas tutunakú, fueron publicados por la SEP en el libro de Lecturas de Español de quinto grado de Primaria, además que en 2008 su poema Kkgalhkgalhima mintaspitat/ Esperando tu llegada, fue publicado en el libro de Literatura 2 para Bachillerato, aunado a que sus textos han sido leídos en múltiples certámenes de poesía de educación indígena.