Día de la Mujer Indígena: Memoria de Bartolina Sisa Destacado

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Entre la triple discriminación y la defensa de la vida

Aunque seas feminista, puedes reproducir opresión en otro grupo. En este caso, una mujer blanca está deshumanizando y rebajando a otra mujer, la mujer de la Sierra, estereotipada como tonta, dócil, salvaje, de uno de los grupos más oprimidos de Latinoamérica”. Kerly Garavito, activista afro feminista del Perú

Cuenta la leyenda, el mito y la historia, que Coatlicue, en la época prehispánica, fue considerada la diosa de la fertilidad, madre de todos los dioses del panteón azteca y una forma de la diosa de la tierra, madre de Huitzilopochtli, el Colibrí zurdo, dios del sol y la guerra.



Entre los mayas, estaba la diosa Ixchel, era la diosa de la luna, pero también estaba al elemento agua y a la fertilidad.

La diosa mexica Metztli, era también la diosa-reina de la luna y la noche.

La diosa Tlazoltéotl-diosa de la inmundicia, la suciedad, era más conocida como la diosa de la lujuria y la pasión.

Pero también nos cuenta la leyenda que existió una mujer poeta en la época prehispánica cuyo nombre fue Macuilxochitzin y que fue hija de Tlacaélel, consejero de los reyes aztecas. La mayoría de sus composiciones están orientadas a narrar las batallas y enfrentamientos que mantuvo que su padre en plena expansión del imperio azteca.

En este breve recuento de las diosas del panteón azteca y maya, no podemos dejar de lado a la diosa Chalchiuhtlicue (la que tiene su falda de jade), diosa de los lagos y el agua.



Estos son algunos ejemplos del papel central y fundamental que jugaba las mujeres en la época prehispánica, sin olvidar el papel que jugó durante la conquista la controvertida y no pocas veces vituperada Doña Malinalli o Malinche.

El Amaranto que fue uno de los alimentos centrales de la dieta mesoamericana y se dice, originario de Puebla, tiene un significado y nombre en clave femenina: Huautli: la diosa más pequeña dadora de vida.

Las mujeres en general pero las mujeres indígenas en especial, han jugado y juegan un papel central como dadoras de vida y transmisoras de los primeros códigos de identidad de su cultura a través del lenguaje, de su lengua materna.



Son las dadoras de vida y ofician como parteras, tejedoras, artesanas, sobadoras, médicas tradicionales y actualmente en muchas de las comunidades, son danzantes y músicas. Han jugado y juegan un papel central en la defensa de su cultura, los territorios, el agua y la vida.

Gran parte del patrimonio cultural inmaterial que conservan y recrean las mujeres indígenas de nuestro país, radica en sus saberes y conocimiento que han acumulado y transmiten de generación en generación, por ejemplo sobre las propiedades de las plantas y flores, semillas y hierbas medicinales; sobre lo que brinda la vida animal, pero también acerca de las tradiciones orales, y son portadoras y transmisoras de la lengua materna, tejedoras que plasman símbolos de identidad de sus cultura que va más allá y una mera concepción estética.

A pesar de esto, han sido expulsadas de la historia de bronce y la historia oficial. Las mujeres indígenas y su triple discriminación han sido y son invisibilizadas. Hoy sabemos más sobre la vida de Juan Gabriel u otro u otra artista de la farándula mexicana o futbolista que de la vida y obra de las mujeres indígenas que han dado su vida en defensa de su pueblo.

Como sabemos, cada año se conmemora el Día Internacional de las Mujeres, que inicialmente fue de las mujeres trabajadoras, como un justo reconocimiento a las trabajadoras textiles que se manifestaron y protestaron un 8 de marzo de 1857 en Nueva York con el lema “pan y rosas” para protestar por la pésimas condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario laboral y el fin del trabajo infantil.

Pero poco o casi nada se sabe del Día Internacional de las Mujeres Indígenas.

A diferencia del Día Internacional de la Mujer que fue instituido por la ONU en 1975. El Día de las Mujeres Indígenas fue impulsado por los movimientos indígenas, aprobado e instituido durante el Segundo Encuentro de Organizaciones y Movimientos de América Latina (Abya Yala) realizado en la comunidad de Tihuanacu, Bolivia en 1983. La propuesta el Día de la Mujer Indígena, fue hacer y dar un “justo reconocimiento a todas las mujeres indígenas valientes que han jugado y seguirán jugando un rol importante en la pervivencia de la cultura de sus pueblos, así como su lenguaje, territorio y fuerza de carácter.” El día de la mujer indígena, es un reconocimiento a la memoria de Bartolina Sisa, mujer aymara.

¿Quién fue Bartolina Sisa?

Día de la mujer indígena recuerda la muerte de Bartolina Sisa

Bartolina Sisa nació en Cuzco, Perú un 24 de agosto de 1753, mujer aymara. Fue una mujer trabajadora, dedicada principalmente a sus labores como hilandera. A los 25 años de edad contrajo matrimonio con Julián Apaza y junto a él, organizaron la resistencia de los pueblos andinos contra la opresión y el yugo español. Julián Apaza ha pasado a la historia como el mítico caudillo Tupac Katari

En 1781, al estallar la insurgencia de los indígenas aymaras y quechuas contra el conquistador español, los dos líderes principales de esta rebelión fueron Tupac Katari y Bartolina Sisa. Ella cayó presa por parte del ejército invasor español quienes le prometieron a Túpac Katari liberarla si cumplía sus demandas. Túpac Katari se negó pues intuyó una trampa en la propuesta. A pesar de ello, envío dos mensajeros para hacerle llegar a su mujer oro, coca y alimentos.

Después de participar en el cerco de la Paz, Bolivia, Bartolina fue traicionada y entregada a los españoles. Bartolina fue violada, golpeada, torturada y finalmente, ahorcada y descoyuntada al ser arrastrada por un caballo hasta morir. Este feminicidio se llevó a cabo un 5 de septiembre de 1782.

Es por ello por lo que actualmente a Bartolina Sisa se le considera como el símbolo de la lucha de las mujeres indígenas en todo el mundo,

Breve recuento de la situación de la mujeres de las indígenas

En México, el rostro de la pobreza, la discriminación y la marginación, tiene rostro de mujer… indígena.

Algunos datos:

Del total de población indígena estimada 6 millones 146 mil 479 son mujeres (51.1%) y 5 millones 879 mil 468 son hombres (48.9%)

De acuerdo con CONEVAL, el 70% de la población que se identifica como indígena se encuentra en pobreza, mientras que para el resto de la población este porcentaje es de 39%.

85% de las mujeres indígenas son pobres. El 45 del total de las mujeres indígenas en el país, vive en pobreza extrema y 4 de cada 10 mujeres, no tiene acceso a alimento diario.

CONEVAL

Encuesta Intercensal 2015

En 2018, la Organización de Naciones Unidas (ONU) mencionó que el 45% de las víctimas de trata en México son niñas indígenas, que son captadas por el crimen organizado para ser abusadas, explotadas o vendidas.

En México 13 de cada 100 indígenas no habla español, especialmente las mujeres (por cada 15 mujeres monolingües sólo hay 9 hombres).

En el país, la brecha salarial por la triple discriminación (ser mujer, indígena y hablar una lengua indígena) es de 86%.

Las mujeres hablantes de lenguas indígenas presentan un riesgo 370% mayor de no terminar la primaria.

La falta de empleo (20.9%), la falta de recursos económicos (16.1%), la falta de apoyo del gobierno en programas sociales (15.8%) y la discriminación por su apariencia o lengua (14.6%) son las principales problemáticas que enfrenta este grupo poblacional.

En 2017, 24% de la población indígena de 12 y más años (2.4 millones de personas) declaró haber experimentado al menos una situación de discriminación en los últimos cinco años.

El 1 % de la tierra a nivel mundial (Oxfam, 2016) es de mujeres.

Las mujeres indígenas sufren de una triple discriminación: mujer, como indígena y pobre; las mujeres indígenas han sufrido y padecido la subordinación y exclusión de los espacios políticos, laborales, sociales y culturales. Se ha ejercido contra ellas una violencia sistemática y estructural y actualmente están enfrentando la muerte al defender sus territorios, sus agua, sus bosques y ríos. Tales son los casos de Berta Cáceres indígena Lenca de Honduras y Guadalupe Campanur, purépecha de Cherán y defensora de los bosques de su comunidad.

En relación con la desigual lucha que llevan a cabo las mujeres indígenas, es pertinente tener en cuenta lo que escribió Berta Cáceres y que pronunció el 4 de abril del 2015 al recibir el Premio medioambiental Goldman, conocido como el Premio Nobel ambiental, dijo:

“¡Despertemos! ¡Despertemos Humanidad! Ya no hay tiempo. Nuestras conciencias serán sacudidas por el hecho de sólo estar contemplando la autodestrucción basada en la depredación capitalista, racista y patriarcal”.

Desafortunadamente, me parece que el próximo día de la conmemoración del Día de la Mujer Indígena, se trivializará o banalizará dicha fiesta por parte de los distintos niveles e instituciones de gobierno: Federal, Estatal y municipal. Seguramente este día pasará de noche por parte de los partidos llamados partidos progresistas, al igual que de la izquierda institucional o de parte de un sector del movimiento urbano-feminista.

Frente a la conmemoración, me parece tener en cuenta, las palabras de Sônia Bone Guajajara (Maranhäo, Brasil) quién ha dicho que “somos el territorio, somos la madre tierra, somos el agua, somos los bosques”

Y la poeta Tsotsil, Ruperta Bautista ha escrito:

MA’UK ECH SJAM

Jtos no’ox spas yabtelik ti bol j-ilbajinvanejetike

totil pukuj jnuts tak’inetik xpanmuk’tavanik

ta yunenal ak’ubal

xch’am ik’tabe no’ox smuil ti lekilale.

Snaksba ti tsatsal jk’uleje

ti lekil chapanele chich’batel ti anil,

a’ stunes k’alal xtun yu’un xa’ie

j-ak’vanej ta me’nal.

K’alal ta stoylejal slo’lavanej na

stubta yalel tal epal mil bail

te ta yalbale,

xvochochet no’ox ti me’nal lajelale.

Totil j-ilvajinvanejetik slajesik ti kuxlejale

xulesik ti k’usitik lek jutebe,

ta jcha’ilbetik svokol ti ch’ul osil balamile.

Realidad innecesaria

Inepta desmesurada actitud monótona

apostoles del dinero vigilan

en una noche fresca,

olfatean inocencia perfumada.

El poderoso se esconde,

lleva en su bolsillo la injusticia,

utiliza monumentos a la necesidad,

provoca el hambre.

Desde su castillo de trampa

escupe espuma de enfrentamientos;

y bajo su torre,

brama un río de plegarias.

Los violadores de la libertad

fusilan huellas apenas visibles,

la herida del tiempo se repite.

Mientras una congregación de hombres y mujeres

en la convulsión de su ética mencionan:


“Bienaventurados sean los pobres porque de ellos
depende el reino de los ricos”

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Sobre el autor

Gerardo Pérez Muñoz

Gerardo Pérez Muñoz, ambientalista poblano.