Edzná y otros posibles abandonos Destacado

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Vida y milagros

Hace algunos años hicimos un viaje en coche desde el centro de México hasta Chetumal. En el camino aprovechamos para conocer algunos sitios arqueológicos que fuimos encontrando en la ruta, algunos desconocidos. Uno de ellos fue Edzná, en Campeche. Edzná resultó ser una bella ciudad maya, misteriosa e interesante. Nos cautivó la rareza de su palacio ubicado frente al largo edificio de los comerciantes, la extraordinaria acústica de la plaza central, los colores y la buena preservación de algunos murales, y en especial el buen mantenimiento del espacio a cargo del poco personal del lugar. No había una basura y el pequeño museo de sitio estaba albeando. La cuota que pagamos por entrar fue muy accesible. Edzná está rodeado de árboles maravillosos y de selva cerrada. Es una joya cuidada de manera austera.



Hace poco también conocí Cantona, en el estado de Puebla, a cincuenta minutos de la capital también es otra rareza, en particular porque tiene más de cuatro mil calles empedradas y amuralladas. Fue un lugar estratégico entre el mar y el altiplano mexicano. Las tecnologías de almacenamiento de agua en un lugar tan árido son sorprendentes. Cantona se caracteriza por tener varios juegos de pelota muy bien conservados. Toda la ciudad, que es enorme, fue construida sobre un mar de lava y está rodeada de yucas y sabinos. Hace no mucho se construyó un museo de sitio que se ha ido enriqueciendo con los hallazgos de los arqueólogos. Cantona también está muy bien cuidado, con el esfuerzo de poca gente y sin derroches.

Tanto Edzná como Cantona son recursos culturales valiosísimos para el país. ¿Por qué pienso en ellos ahora? Leí un artículo ayer en El País titulado "Cómo acabar con la creación, los museos y el andamiaje cultural de México", de Graciela de la Torre, Catedrática de la UNAM especializada en gestión cultural. Con una claridad que solo ilustran bien los números, el artículo explica de qué tamaño es el ingreso y el altísimo número de empleos que produce el enorme acervo cultural de México. La infraestructura cultural generó en 2018 ganancias por 702 mil millones de pesos, 3.16% del PIB, y movió en el mercado de bienes y servicios más de un BILLÓN de pesos. Una derrama económica limpia, que además genera en la actualidad un millón y medio de empleos. ¿Cómo es que se les ocurrió hace unos días recortar al rubro cultural los capítulos 2000 y 3000, personal y mantenimiento, en aras de un ahorro que supuestamente servirá para crear otros empleos o terminar una refinería? El cuidado y mantenimiento de estas zonas ya sean arqueológicas, centros culturales o naturales, o museos, fortalecen a todo el sector de turismo y servicios. Son los trabajos más nobles que puede generar el país, sin contaminar, sin depredar, y de ellos dependen millones de personas. No me puedo imaginar a Edzná o a Cantona con menos recursos de los que vimos hace unos años. ¿Cómo pueden ignorar quienes hacen estos recortes el enorme potencial económico que generan estos espacios?

Los recortes de personal y de dinero para mantenimiento afectarán a 1877 museos y sitios arqueológicos del país a los que anualmente visitan 67. 5 millones de personas. ¿Qué será de todo este patrimonio con tantos abandonos salvajes?



En la post crisis - dice Graciela Márquez - a muchos espacios culturales no les quedará sino ser un territorio de resistencia, de modesta resiliencia. Otros muchos habrán desaparecido del horizonte cultural, quizá para siempre.



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Sobre el autor

Verónica Mastretta

Verónica Mastretta. Ambientalista, escritora. Encabeza desde 1986 la asociación civil Puebla Verde y promueve con la OSC Dale la Cara al Atoyac la regeneración de la Cuenca Alta del Río Atoyac en Puebla y Tlaxcala.