Los gatos de mármol de Francisco Toledo para Monsiváis. La historia contada por un marmolero poblano Destacado

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Francisco Toledo: la historia del chango onanista, los gatos de piedra para Monsiváis y los calcetines del Maestro

“A ver, ingeniero –me dijo una mañana Francisco Toledo en su oficina en San Agustín Etla--, ¿qué es lo que puede hacer usted con su maquinita?”

“Lo que usted quiera, Maestro…”, le respondí.

Y lo que quería era la producción en ónix y mármol de los setenta gatos para el piso de la Biblioteca Personal Carlos Monsiváis en la Plaza de la Ciudadela, en la Ciudad de México. Esa era la intervención artística solicitada por el Instituto Nacional de Bellas Artes como homenaje al escritor mexicano fallecido en el 2010.



Gatos para Monsiváis era lo que tenía en la cabeza Francisco Toledo.

“¿Lo puedes reproducir?”

El Maestro estiró la mano y arrancó de un móvil que colgaba del techo, a un lado de su escritorio, uno de los cinco changos hechos por él con la mica de unas radiografías que le habían tomado para el tratamiento de una costilla rota. “Los changos se parecen a mí”, me dijo al entregarme uno de ellos para devolvérselo reproducido en piedra.



Un chango en el feliz acto de masturbación colgaba del móvil y el Maestro lo puso en mi mano.

“Quiero ver lo que puede hacer tu maquinita.”



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Regresé a Puebla con el chango onanista recortado por el Maestro Toledo de una radiografía de sus costillas. Yo soy empresario, y formo parte de una familia de industriales marmoleros con más de cincuenta años de experiencia. La tecnología de inyección de chorro de agua de las máquinas water jet te permite cortar metales y piedras con el diseño que quieras, así que desde hace treinta años producimos piezas de arte para la industria de la construcción, igual fachadas de edificios que fondos de alberca o murales en las salas. Por eso llegó el Maestro Toledo con nosotros. Un cliente nuestro contrató al artista plástico Jan Hendrix para la fachada del hotel Dreams en Cancún, una pieza de aluminio de 20 por 25 metros con la forma de un coral. Para que entendamos de quién se trata, este artista holandés es el creador del monumento en memoria de Amparo Espinosa que está plantado en el zócalo de la ciudad de Puebla, pieza que le produjeron en España. El caso es que Hendrix quería hacer la pieza para el hotel en Cancún precisamente en España, pues exigía para su obra una realización con calidad europea. Mi cliente le dijo que no necesitaba ir a España, que conocía alguien con una fábrica en Tlaxcala capaz de producirla y mucho más barata. Pidió una prueba y nosotros le hicimos una flor de loto en ónix blanco y mármol negro de Monterrey, una pieza que hoy luce en el fondo de una alberca.

Hendrix conocía a Toledo. El Maestro sufría con el encargo del INBA para la biblioteca personal de Monsiváis. Primero pensó en una gran alfombra, pero los alfombreros de la ciudad de México le sacaron al parche por lo complicado de la elaboración, y por el tipo de material no resultaba una buena idea para un espacio público. Muy pronto Toledo comprendió que lo que necesitaba era producir sus gatos en piedra. Así que por Hendrix el Maestro dio con nosotros.

Y en mis manos estaba el chango masturbador en mi oficina.

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La técnica que utilizamos para la elaboración de tapetes en piedra es la del corte de chorro de agua. Con ella cortas sin problema un riel de ferrocarril y la piedra que gustes. Con la máquina Water Jet cortas las piezas que, ensambladas, dan forma al diseño que quieras. Los pasos son simples, y para ilustrarlos sirve el chango hecho con las radiografías de las costillas de Toledo: copias el diseño en el autocad; se corta sobre una placa de mármol negro Monterrey, sí, completito el chango jalándosela; luego haces lo mismo con una plancha de ónix blanco, y entonces ya tienes el negativo, como quien dice. Lo que sigue es reproducirlos en el número que necesites y ensamblarlos uno por uno y es lo que teníamos que hacer para el encargo de la biblioteca de Carlos Monsivías.

Bosquejo original de Francisco Toledo para la producción del piso de marmol de la Biblioteca Personal Carlos Monsiváis.

El gato de Toledo tiene cerca de ochenta piezas, y lo hicimos a partir de copiar en el autocad el diseño original del Maestro Toledo, y no hicimos uno, hicimos setenta, y con un montón de materiales: caliza portuguesa para el relleno, y para las incrustaciones pizarra negra brasileña, marrón emperador español, blanco Carrara italiano, dorado Tepexi poblano, Santo Tomás gris poblano y café Tenayo poblano. Todos los colores los escogió el Maestro Toledo, nosotros le llevábamos las muestras a Oaxaca y él decidió lo que quería, que si algo en negro, que si algo en café, pero vino varias veces a supervisar el proceso. Y así nos echamos dos meses, 25 trabajadores de tiempo completo, al principio en una confusión de la chingada, hasta que encontramos un método de ir armando en bloques de diez en diez los gatos, pieza por pieza, como un rompecabezas. Cuando vio el proceso el Maestro me dijo que de haber sabido lo complicado que era el ensamble de cada gato hubiera pensado en un diseño más sencillo.

"Maestro –le dije--, yo estoy para hacer lo que usted me diga.”

El ingeniero Jorge Limón con el Maestro Francisco Toledo y la representante del INBA, en conversación sobre el proyecto de los gatos para la biblioteca de la plaza de la Ciudadela.

Francisco Toledo en el taller marmolero con los gatos a sus pies.

Gato. Ensamble de piezas de mármol para la ornamentación del piso de la Biblioteca Personal de Carlos Monsiváis en la Plaza de la Ciudadela en la Ciudad de México.

Perspectiva de uno de los salones de la Biblioteca Personal Carlos Monsiváis, en la Plaza de la Ciudadela, en la Ciudad de México.

No estuve en la inauguración de la Biblioteca Personal de Carlos Monsiváis. De hecho, nunca vi con el Maestro Toledo el resultado de nuestro trabajo. Sí me invitó algunas veces a Oaxaca. Me pidió que lo ayudara en la adquisición de una máquina water jet. Un día me dijo: “Oiga, ingeniero, usted que se junta con la realeza poblana, ¿no conocerá a alguien que nos quiera ayudar en un proyecto de producción de calcetines con diseños míos para que los puedan producir los presos de la cárcel de Oaxaca?” Efectivamente un industrial poblano, el Doctor José Luis Salomón, donó tres máquinas y la capacitación de los presos en el reclusorio con las que hoy producen estos calcetines que tienes a la vista.

Calcetines con diseños de Francisco Toledo producidos por presos en el reclusorio del estado de Oaxaca.

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Francisco Toledo era un magnífico ser humano. Sólo tuve buenos momentos con él. Yo nunca le pedí ni que me autografiara una servilleta. Le regaló, eso sí, un collar de piel diseñado por él a mi esposa. Lo recuerdo entonces una mañana de principios de 2013 cuando vino a conocer el resultado de la prueba con el chango onanista.

“Se parece a mí”, me dijo cuando tuvo en sus manos al chango.

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Sobre el autor

Jorge Limón y Rodríguez

Jorge Limón y Rodríguez (Ciudad de PUebla, 1952) es ingeniero químico e industrial marmolero especializado en la producción de piezas de arte en metal y piedra.