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La alegría de México en el desfile de los artesanos de Michoacán Destacado

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Mundo Nuestro. México se explica mejor desde sus pueblos. Para entender a nuestro país, vale la mañana del desfile de los artesanos que han llegado a Uruapan desde más de cuarenta pueblos michoacanos para el tianguis artesanal más grande de América Latina. No se comprende fácilmente este México extremo en su colorido, en el estallido de la imaginación que talla, moldea, borda, pinta y recrea el mundo, pero sí su sobrevivencia a pesar de todas las calamidades que lo abruman.

Fin de semana en Uruapan, Michoacán. Arranque del Tianguis Artesanal del Domingo de Ramos en su edición 59, con más de 1700 artistas michoacanos provenientes de decenas de comunidades purépechas, náhuatls, mazahuas y otomíes. La ciudad sin un cuarto de hotel libre. Las calles del centro repletas a la espera de la danza múltiple que desfila desde el Parque Nacional hasta un centro que ha permitido la toma de las plazas por innumerables puestos en los que se exponen a la venta mas de un millón de piezas que han salido de las manos artesanas. El mundo puede andar de cabeza, pero vaya forma de gozarlo en este jolgorio de danzas y artes del México profundo.

Galería y videos



Primero el desfile, después quince días de marchanteo.



Preparativos del desfile a la entrada del Parque Nacional, en Uruapan, Michoacán.



La máscara, la vida breve...

La mirada de las alfareras de Tzin Tzun Tzan.

Jarritos, la razón misma del barro en México.

La danza Tzipiricua, la danza de la Alegría por el matrimonio, del pueblo de San Felipe de los Herreros. En rojo, los gallitos, para los padrinos; en blanco, las gallinas, para las madrinas.

El son en el corazón de los niños.

El pan en el sombrero. La sombra grata de la vida.

Máscaras y bordados de Pamatácuaro.

El Tololoche, el niño, el templo. No se puede pensar el mariachi sin Paracho.

Las males severianas, les digo yo.

¿Qué mundo mira el niño detrás de su máscara?

El pueblo de Cherán no se olvida de la defensa de su bosque.

Marchantas.

El diablo y la sirena, la naturaleza irreverente de Ocumicho.

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