San Juan Ixtenco, la feria del maíz, el conflicto político y el sinuoso sendero hacia un mejor México Destacado

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Mediodía en San Juan Ixtenco, dos rostros de un pueblo en una misma plaza: el de su feria del maíz, como todos los años en el domingo de ramos, con su jolgorio de colores y alientos del campo envueltos en el milenario alimento; y el de su gente decidida a destituir a un alcalde al que acusan de nepotismo, corrupción y represión, la acción civil que se resume en a manta que cuelga sobre el portón de la presidencia municipal, el pueblo elige, el pueblo quita, y que da cuenta del hartazgo que provocan los malos gobiernos en México.



Esta es una crónica de palabras breves, ganarán en ella las imágenes y las voces de este pueblo otomí que igual da para aparecer el pasado 14 de marzo en los videos que las redes sociales reproducen con la insurrección de una comunidad que enfrenta a policías y funcionarios que huyen de su furia, que para plantarse en esa misma plaza con los puestos que ofrecen más de veinte variedades del maíz criollo que los enorgullece y que transforman en chilpacholes, aretes, conferencias y rituales.

Es el domingo 24 de marzo, hoy gana en la mirada festiva del maíz la identidad de un pueblo otomí que tiene en la recuperación de las semillas criollas la principal de sus identidades. Empezar entonces por esta vista de un pueblo que tiene en el ciclo agrícola la conciencia de su historia: la fiesta de la Candelaria para la ofrenda de la siembra; la esperanza de la lluvia que viene en este arranque de la Semana Santa; el santo patrón Juan el 24 de junio y su auxilio para el buen temporal, con los lienzos monumentales de semillas dedicados a la Guadalupana; el gozo por la cosecha próxima con la feria de la miel y los elotes en septiembre.



Esta fiesta la narramos en Mundo Nuestro hace un año:

San Juan Ixtenco: por el maíz, la fiesta de los campesinos

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Por San Juan Ixtenco y su arcoíris de maíz México tiene remedio

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Pero San Juan Ixtenco, en Tlaxcala, no está exento del conflicto social y político. Desde el 15 de enero pasado un importante grupo de pobladores desconoció al al presidente Miguel Ángel Caballero Yonca y desde entonces la alcaldía permanece cerrada. El 8 de marzo, un grupo de hombres encapuchados intentó retomar con violencia el palacio municipal para el alcalde, sin lograrlo. Tampoco pudieron hacerlo el 14 de marzo, esta vez con la fuerza pública estatal y las policías municipales de Ixtenco, Cuapiaxtla, Panotla, Lázaro Cárdenas, Terrenate, Teacalco y Contla, además de las policías poblanas de Lara Grajales y San José Chiapa. Los videos en las redes sociales dan buena cuenta del extremo violento al que se llegó. Escojo uno con el paisaje después de la batalla. Es posible seguir de ese a un buen número mas de videos tomados desde teléfonos anónimos y desde noticieros locales que permiten entender el extremo violento al que se llegó ese día.

Los conflictos sociales tienen múltiples causas. En Ixtenco estaba anunciado desde enero el malestar provocado por el alcalde Caballero Yonca: descuentos ilegales en la nómina de los trabajadores del ayuntamiento, supresión de ayuda a personas con capacidades diferentes, cobros injustificados a vendedores ambulantes, compra de vehículos para servicio personal de los funcionarios, nepotismo, despidos de empleados, contratación de personal con personas ajenas al municipio, aviadores en la nómina, actitudes misogenas, incremento en los robos en viviendas, nulo acceso a la información del uso de los recursos públicos, despilfarro en propaganda y publicidad, intimidación a opositores y difamación en redes sociales, etc, La lista es larga y se puede leer en un volante que se distribuye entre los visitantes a la feria.

Me acerco a la mesa que tiene instalada el grupo opositor al alcalde Caballero Yonca. Las mujeres llevan la batuta. Descubriré así que su papel ha sido determinante en la decisión de destituir al munícipe:

No es fácil entender en una visita lo que ocurre en el fondo de una comunidad como San Juan Ixtenco. En la primera apariencia al llegar a la feria del maíz, sin embargo, vemos la obra de modernización del centro del pueblo. Imagino que aquí también ha llegado la ola de "dignificación" de las plazas con las que los gobiernos justifican un gasto del que no darán cuenta. Esta es una crónica que da cuenta también de que la moda de las Smart Citys va más allá de la insolencia de las autoridades poblanas y ha conquistado las faldas tlaxcaltecas de la Malinche. Y que al igual que en Santa María Tonanztintla provoca el enojo de sus pobladores por este propósito de uniformar a los pueblos en cementeras y fachadas y bolardos.

La imagen puede contener: exterior

No doy mi impresión. Pero podemos entender lo que significa para las personas en Ixtenco la imposición de esta arquitectura en la entrevista que la arquitecta María Bretón le hace al productor de maíz criollo Elías Aparicio:

A un lado de la carpa que guarda del sol y que vaporiza a la feria del maíz un hombre está decidido a contar la historia larga de su pueblo otomí. Se trata de José Mateo Lino Cajero Velázquez. Él mismo da cuenta del porqué de su apellido: era costumbre de los curas encontrar en los oficios locales el apelativo del niño bautizado tras comprobar que sus padres no tenían idea del suyo; así aparecieron los Carpintero, Herrero, Pintor y demás sabidurías, y también la de los músicos, pues el de Mateo Lino tocaba la caja entre otras memorias acústicas, y tal le bautizaron, sí señor, Cajero.

Mateo Lino es un orgulloso otomí que ha ido desde la más remota memoria de su pueblo a escarbar en libros e historias de muchos más viejos y viejas que desde niño ha escuchado con la atención de un historiador experto. Apenas terminó la primaria, pero mucho le deben en San Juan Ixtenco y en Tlaxcala a sus ansias por saber de dónde viene este pueblo. La reconocido sus linderos y los ha recorrido tres veces, ha reconocido mojoneras que ha encontrado en códices y libros, señales propias de un tiempo que tiene mucho que se fue, pero que con él permanece.

De Mateo Lino al maíz que resguardan ciclo tras ciclo de las lluvias a las secas los productores maiceros más decididos a preservar la memoria genética de México. De una plaza renovada a la manera de los políticos a los que poco les importa la identidad de un pueblo a cinco o seis patrullas patas pa'rriba y un alcalde a punto de linchamiento. De un lado a otro la pregunta por los sinuosos senderos que llevan a la construcción de un mejor México.

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...