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1 de julio de 2018: de dónde venimos, en dónde estamos Destacado

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Mundo Nuestro. Alguien afirma que la jornada del 1 de julio será histórica y todos asentimos. Luego miramos de reojo hacia atrás. Y confirmamos simplemente que nos parecemos tanto a lo que fuimos.

(ilustración tomada de la revista Nexos)

De un pasado que no se ha ido: escenas de ayer y hoy para mirar el 1 de julio



Sábado 30 de junio de 2018

Esta alerta me la da un amigo en la región de Tehuacán. Refiere el fraude que realiza ya el presidente municipal de Santiago Miahuatlán. Mi amigo tuvo oportunidad de ver en una mesa en la casa de campo que tiene el alcalde priista en ese municipio más de 1500 credenciales de elector dispuestas en montoncitos. Es la región de Miguel Barbosa, supongo que los suyos estarán muy al tanto, y que algo harán para impedirlo.

“Mira –me dice en Whats mi amigo--, es el municipio de Miahuatlán, cerca de Tehuacán. Es en una casa que tiene el presidente municipal Luis flores. Esa casa está en el campo, afuera del poblado, es de su propiedad pero no tiene domicilio identificado. La gente del alcalde la conoce como la Casa Amiga. Aquí muchos están con Morena, han visto cómo este alcalde se ha enriquecido, de un día para otro ya es dueño de una gasolinera en el pueblo.”

Correcto, le digo. ¿Es San José Miahuatlán?



“No, Santiago Miahuatlán –sigue--.En la mesa del comedor tenían un buen de credenciales de elector bien acomodadas. Pero fue rápido porque cerraron la puerta.”

Correcto, yo de nuevo. ¿Sabes qué partido gobierna ahí?

“El PRI. La casa en Miahuatlán la conocen como la Divinita… Es la casa de soltero del presidente.”



Bien, ¿y cuántas credenciales serían?

“Le cálculo como 1500, sin ser muy preciso, pues solo fue una pasada. Lo que si es que estaban muy acomodadas, como en fila…”

Pero la historia no termina aquí. Luis Flores sabe lo que es ganar-ganar: tiene como candidato de su partido, el PRI, a un tipo que ha sido su mano derecha, pero por si la suerte le jugara en contra, su esposa es la candidata por el PAN a la alcaldía.

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Dos días antes, el jueves 28, Sergio Rivera Hernández, Hugo Alba Cortes y Evaristo Torres, opositores a la instalación de una represa en Coyolapa, en el municipio de Zoquittlán, en la Sierra Negra, de regreso de su trabajo, son detenidos en un retén sobre la carretera que va a Tepexilotla y Coyolapa, en la zona baja de Zoquitlán. Veinte personas reconocidas como militantes del PRD. El grupo lo encabezan Zaire Montalvo Avendaño, quien está propuesto a regidor dentro de la planilla del candidato por el perredismo-panismo a la alcaldía de Zoquitlan, y Victorino Tellez Carrillo, dirigente de UNORCA en Coyolapa y empleado de la empresa Minera Autlan, del grupo minero decidido a instalar una hidroeléctrica en el río Coyolapa.

Dos empistolados los bajan del auto. Los revisan. Le dan un cachazo en la cabeza a Hugo Alba, con el golpe el arma se dispara. Hugo sangra, pero afortunadamente no por un balazo sino por el cachazo. Siguen las amenazas de muerte de parte de Victorino Tellez y Zaire Montalvo. Los agresores dejan ir a Sergio Rivera y a Evaristo Torres, pero retienen a Hugo, a quien liberarán al día siguiente en la comunidad de Tepexilotla. En ese lugar hace tiempo ya que los sicarios del huachicol tienen su casa.

Miércoles 6 de julio de 1988, día de elección presidencial.

Empezar por el final. El festejo con el mariachi y El Rey a las 8.30 de la noche. En la ciudad de México todavía no se le ha caído el sistema a Manuel Bartlett, el Secretario de Gobernación y responsable de la elección federal. Pero la maquinaria engrasada del PRI a esta hora marca que se tiene que esbozar la sonrisa del triunfo y los rostros no deben verse ser viscosos ni parecer sorprendidos por el confeti y el entusiasmo de los porristas reunidos en el viejo edificio de la 5 Poniente. Ya han salido los líderes del partido a declarar el carro completo en los catorce distritos, por eso los candidatos festejan en el centro del patio. Menuditos, ahí están entre ellos los eternos Blas Chumacero y Alfredo Toxqui, apenas los descubres por sus canas, pero reciben abrazos y cuchicheos en el oído porque serán por enésima vez diputados, y si la porra no los carga es por el temor de que se desvencijen. Mejor les carga en vilo el mariachi al grito de trompeta “sigo siendo el PRI”.

Arriba, en la oficina del delegado nacional del partido, Alejandro Lambretón Narro, los dirigentes no se han montado en el festejo y hacen cuentas a mi pregunta: “No, aún no hay resultados, los estamos esperando.”

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Una conversación a las 11 de la mañana en el Hotel del Alba, sitio en el que el gobierno del estado ha instalado una sala de prensa.

“Oye, ¿está preocupado tu jefe?”, pregunta un reportero.

“Mi hermano, si ya ganamos –contesta un periodista del candidato del PRI al Distrito XI--, nosotros ya votamos hace dos días… Ahora dejamos que voten los panistas.”

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A las 9.30 de la noche Paco Fraile sale a una calle 2 Sur vacía. No hay movimiento de gente en el centro, como si fuera domingo. No tiene apremio en su voz, camina tranquilo el dirigente panista hacia el cuartel del partido en la Hostería del Portal, a un par de cuadras de la celebración priista.

“Vamos ganando, esos son los reportes que nos da nuestra gente, pero ya vez, ellos ya celebran. Es una maquinaria aplastante, tendremos que pensar en otros medios, en la resistencia civil. Aquí todo se ve tranquilo, pero tenemos reportes de Yucatán, de Nuevo León, de Sonora, les están haciendo lo que en 1983 aquí en Puebla, para que sientan la impotencia. Lo que vivimos hoy es una reconstrucción cabal del fraude de 1983.”

Fraile se pierde en la Hostería del Portal. No hay movimiento alguno. A las diez de la noche anunciará un “triunfo arrollador”.

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En la 17 Poniente, a la vuelta del Carmen, encuentro la desazón del Partido Mexicano Socialista, el PMS. Mientras los priistas cantan en el centro, aquí se reciben telefonazos. “No, no tenemos resultados, es imposible –alguien me dice--, si apenas se están contando los votos en las casillas. Tenemos irregularidades, eso sí: en Tepeaca corrieron a nuestros representantes a la hora buena, la del recuento; en Huauchinango, en la casilla 102, a las 3 de la tarde, un grupo en una camioneta a las órdenes de Juan Vilches, funcionario del Banrural, se robó las urnas; y aquí en la ciudad la tendencia es la falta de boletas, como en Amalucan. Pero ya tenemos el resultado en Felipe Ángeles, 403 para el PRI, cero para el PAN, 5 para el PPS, 738 para el PMS y nada para los demás, y qué crees, que no se levantó el acta.

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Descubro una plática entre un representante priista y un cardenista en una casilla. Los dos tienen menos de veinte años.

“¿Por qué te uniste al PRI?, ¿estás a favor del alza de precios? –le dice el muchacho del PMS a su rival.

“Bueno, mano –reflexiona el joven priista--, yo por mi partido pude entrar en la política, aunque estoy en contra de la inflación, creo que el PRI da garantías…”

“Si, pero después te las cobra”, revira el pemesista.

“Ái tienes a Centroamérica –dice el otro--, revoluciones y desastres, ve cómo viven.

“Sí, eso me han contado…”

“Pero tú también tienes razón –reconsidera el priista--. Yo veo en la tele, que coma uno carne, leche, huevos, ¿quién puede hacerlo? Me da risa. Mira, en realidad yo soy cardenista, me gustó lo que hizo, se fijó en las anomalías del partido…”

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La ciudad nocturna. Miro algunos carros en las calles vacías. Al cuartel panista llegan desperdigados los activistas con sus gorras azules. Los del PMS se encierran y repasan su inocencia electoral. Unos y otros hablan de la “sospechosa tranquilidad”. A las doce de la noche corren rumores y resultados. En las redacciones se dice que Cárdenas es la segunda fuerza en el estado. De la ciudad de México llega un run run que saca a todos del letargo: Cuauhtemoc Cárdenas, Manuel Clouthier y Rosario Ibarra se unen contra Bartlett para denunciar el fraude. El poderoso secretario de Gobernación ha dejado correr la frase de que se le cayó el sistema.

En la casona de la 5 Poniente la noche sigue, el mariachi canta. El PRI-gobierno se pavonea por sus elecciones inmaculadas.

30 de junio del 2018

Ruby Soriano, reportera y politóloga, regresa de un recorrido este sábado por Tecamachalco, Palmar de Bravo, Cañada Morelos y, más allá de Tehuacán, Coxcatlán, metido en la Sierra Negra. Su diagnóstico es severo. Me envía lo que ha escrito en su libreta:

Al recorrer algunos municipios ubicados dentro del llamado Triángulo Rojo, sede del poderío huachicol, me invade la impotencia y el enojo. A qué hora permitimos que esta región se convirtiera en una zona de violencia y lucha de poder de grupos criminales. Venimos cuatro personas en una camioneta, dos de nosotros, estamos hundidos en un silencio. Traigo en la mente las miradas de anoche: candidatos que están aguantando como pueden. Amenazas y violencia.

La acción de “aceitar” la operación del día D inicia desde la noche del viernes, donde se empieza a repartir el dinero a cuenta gotas para soltar los verdaderos cañonazos el domingo.

Algunos candidatos de esta zona que compiten por los llamados partidos pequeños que forman parte de la coalición Al Frente por Puebla aseguran que la instrucción de sus dirigencias es clara: conseguir votos a como dé lugar a favor de Martha Érika Alonso, la única meta que importa es la gubernatura.

En algunos otros municipios como en el caso de Coxcatlán, los antorchistas son los que están lazando amenazas y buscando intimidar a la población para que no salgan a votar.

El negocio de la compra de voto está a todo vapor; algunos lo cotizan en 500, 800 y hasta 1200 pesos de acuerdo a la zona y tipo de elector.

Los mismos candidatos dicen que no hay nada seguro; “los operadores” están entregando el recurso pero no hay garantías de que la gente cumpla y vote por el candidato que le dio el dinero. El dinero está llegando, pero es para Martha Érika, a los chiquitos, PRD, MC y CP, los han dejado solos.

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Sobre el autor

Sergio Mastretta

Periodista con 39 años de experiencia en prensa escrita y radio, director de Mundo Nuestro...