El asesinato del general Soleimani: ¡Ave, Marte! ¡Ave, Plutón! / Revista Sin Permiso Destacado

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Revista Sin Permiso. Matthew Hoh es miembro de la junta asesora de Expose Facts, Veterans For Peace and World Beyond War. En 2009 dimitió de su puesto en el Departamento de Estado en Afganistán en protesta por el recrudecimiento del conflicto afgano por parte de la administración Obama. Previamente estuvo en Irak con un equipo del Departamento de Estado y con el cuerpo de Marines. Es miembro veterano del Center for International Policy.

Matthew Hoh

Si es verdad que los Estados Unidos han asesinado ayer en Irak al general Qasam Soleimani, comandante de las fuerzas iraníes de Al Quds, algo todavía por confirmar por parte de los iraníes en el momento de escribir esto, entonces no hay hipérbole o exageración lo bastante grande para condensar lo que puede sucederle a millones de familias. El equivalente de matar al general Soleimani sería que los iraníes asesinaran al general Richard Clarke, general de cuatro estrellas de los Estados Unidos a cargo de todas las operaciones especiales norteamericanas, pero sólo si Clarke tuviera la nombradía de Colin Powell y la competencia de Dwight Eisenhower. Aquellos iraníes, en el gobierno y en la sociedad civil, que quieren moderación, reducción de la tensión y diálogo encontrarán difícil argumentar en contra de represalias. Después de los veinte años que Irán lleva soportando un insulto tras otro, una provocación tras otra, un ataque tras otro, encuentro difícil creer que haya muchas Barbara Lee [veterana congresista afroamericana por California y figura destacada del movimiento antibelicista] en la Asamblea Consultiva Islámica.



Un joven mejor y más brillante que quienes le enviaron a Irak para formar parte de mi mando, preguntaba ayer tarde:

“Asumamos pues que Soleimani sea responsable de la incursión en la embajada del día 27. ¿Cuál sería la respuesta adecuada? Creo que habría grandes razones para hablar con los iraníes y empezar desde una perspectiva de 0-0”.

Esto es lo que nos prometen en cada ciclo electoral los dos partidos de la guerra: un liderazgo reflexivo, sabio y juicioso, que sepa reconocer el abismo y no irse de cabeza a él.

Imaginemos que el presidente Trump se dirigiera al Congreso y al pueblo norteamericano diciendo: “Entiendo el peligro en que nos encontramos, respeto los agravios de Irán y les pido que respeten los nuestros, voy a Teherán a reunirme con el presidente Rhouhani. He visto lo que provocaron Bush y Obama, y yo actuaré de modo distinto”. Y qué tal si les dijera a todo miembro del Congreso o de los medio que le criticara que se levantara y ofreciera lo que habían sacrificado en los últimos veinte años? ¿No lograría esa clase de liderazgo que le reeligieran? ¿Habría un cómputo de los cuerpos, mentes y almas salvadas? Sí, una fantasía mía de altas horas de la noche, impulsada por la eterna esperanza de los fantasmas que no perdonan, demasiados, de estas guerras, pero esperanza parece ser todo lo que ahora mismo tenemos.

Hace dos mil años se habría sacrificado en Roma un toro en el Templo de Marte para aplacar y apelar al Dios de la Guerra. Este fin de semana en el D.C. [Distrito de Columbia], así como con toda seguridad en Tel Aviv, y muy posiblemente en Londres, se abrirán los vinos y licores más exquisitos, sin cuidado aparente de que el sacrificio requerido no se mida en un solo animal sino en millones de humanos muertos y destruidos.



En Roma rendían culto a Plutón como Dios del Inframundo y de la Muerte. Convenientemente, Plutón era también Dios del Dinero y la Riqueza. En estos tiempos parece que ni Marte ni Plutón parecen saciarse con las formas corporales y espirituales de los muertos. Si sacamos a Lincoln y a Jefferson del DC [Distrito de Columbia] y elevamos a su lugar a Marte y Plutón, dudo que se satisfagan los apetitos de Marte y Plutón, pero al menos estaríamos honrando a quienes servimos.

Fuente: https://www.counterpunch.org/2020/01/03/the-killing-of-general-soleimani...

Traducción: Lucas Antón



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