Guatemala: Semuy II, cultura del terror y banalidad del mal Destacado

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Hace unos años publique un libro (El recurso del miedo. Estado y terror en Guatemala, EDUCA 1991; F&G 2011) que pretendía explicar la gran matanza ocurrida en Guatemala durante los años del conflicto interno. Concluí que la causa del genocidio más grande en la América contemporánea, era la cristalización en Guatemala de una cultura política anidada en la clase dominante e irradiada por toda la sociedad a través de la hegemonía oligárquica. Esa cultura política está sustentada en el oscurantismo reaccionario y la recurrencia del asesinato selectivo y masivo. La denominé “cultura del terror” nutrida por el racismo, el clasismo, el fundamentalismo religioso, el apetito dictatorial y el anticomunismo.

No he podido sino recordar todo lo anterior después del desgraciado y confuso incidente en la aldea Chajmayik llamada también Semuy II. Como es sabido hubo un enfrentamiento entre los pobladores de dicha aldea y una patrulla del ejército que culminó con tres soldados muertos y varios pobladores heridos. Las versiones oficiales no resultan convincentes (una patrulla fue enviada a interceptar a una avioneta del narcotráfico) o resultaron falsas (los soldados fueron asesinados por armas de grueso calibre). La versión de los pobladores de la referida aldea sostiene que fueron los soldados los que iniciaron la agresión y luego se vieron superados en número por los pobladores algunos de los cuales hicieron uso de escopetas para atacarlos.

Independientemente de lo que haya sucedido, lo que me resulta sorprendente es la ferocidad con que en las redes sociales se ha estigmatizado a los pobladores. Han circulado videos falsamente atribuidos a los sucesos de Semuy II con imágenes de soldados monstruosamente mutilados, un perro pitbull que aparece devorando los genitales de un soldado que se retuerce de dolor en el suelo, una turba se le deja ir encima a elementos del ejército. En las redes sociales de la derecha aparecen llamamientos a asesinar a los culpables, a masacrarlos y descuartizarlos. He recordado mi propia interpretación sobre la cultura del terror y he recordado la de Hanah Arendt sobre la “banalidad del mal” en la que a propósito del genocida Adolf Eichman, sostiene que hasta la gente común y corriente (no necesariamente psicópatas) pueden ser capaces de cometer los crímenes más infames. Con perplejidad he advertido que hasta amistades y conocidos claman lavar con sangre lo sucedido a los soldados. Un linchamiento mediático que busca legitimar su eventual asesinato, se ha ejercido contra el antiguo comandante guerrillero César Montes. Y el diputado ex kaibil Estuardo Galdámez declara que todo esto sucede porque en los acuerdos de paz de 1996 se convino en desmilitarizar a Guatemala cuando lo que debe suceder es una nueva guerra para que haya paz.

El gobierno ha instaurado el Estado de Sitio en 22 municipios de seis departamentos. Ciertamente es un área llena de pistas clandestinas y trasiego de droga. Pero también un territorio ambicionado por los grandes capitales para proyectos mineros y de cultivo de palma africana. Nuevamente la cultura del terror al servicio de aviesos intereses.



(Foto de portadilla tomada de The Star on Line)

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Sobre el autor

Carlos Figueroa Ibarra

Carlos Figueroa Ibarra  es profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla desde 1980. Sin duda, es uno de los académicos más reconocidos por su especialización en el periodo de la guerra civil guatemalteca (1960-1996). La historia de su familia representa en buena medida la tragedia sufrida por miles de ciudadanos centroamericanos que han luchado por una sociedad democrática, justa e igualitaria.

Carlos Figueroa nació en la ciudad de Guatemala el día 5 de agosto del año 1952. Hijo de Carlos Alberto Figueroa Castro y Edna Albertina Ibarra Escobedo.1 En 1954, junto a su familia, se exilió en México tras el derrocamiento del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán. Posteriormente, la familia regresó a Guatemala en 1958. Desde 1970, estudió sociología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), regresando graduado a su país. En junio de 1980, durante el gobierno del general Fernando Romeo Lucas García, fueron asesinados sus padres, lo que sumado a amenazas de muerte por el Ejército Secreto Anticomunista (ESA) de Guatemala, lo obligaron a fijar su residencia en México. Ingresó como profesor e investigador en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Fue militante del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) desde 1973 hasta 1991. Desde 1992 cuando su exilio se terminó, realiza estancias cortas en Guatemala que aprovecha para ofrecer cursos cortos, conferencias o presentar sus trabajos académicos así como divulgar su pensamiento expresado en  artículos periodísticos en la prensa de ese país y en otros medios en Puebla y Latinoamérica. Es Profesor Investigador en el Posgrado de Sociología del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” de la BUAP del cual   fue Coordinador entre 2004 y 2008. Ha sido también  Consejero Universitario en dicha casa de estudios. En julio de 2014 recibió la distinción de Profesor Investigador Emérito FLACSO Guatemala. En febrero de 2019 recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de San Carlos de Guatemala.

Carlos Figueroa Ibarra fue Secretario Estatal de Derechos Humanos e integrante del Comité Ejecutivo Estatal del partido Morena en Puebla entre  2012 y  2015. Actualmente es Secretario Nacional de Derechos Humanos  e integrante del Comité Ejecutivo Nacional de Morena (2015-2020).