Be y Pies, descubriendo la trama en la narrativa de Gabriel Wolfson

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Mundo Nuestro. Empeños de un lector es el nombre que el joven escritor poblano Pepe Prados publica desde hace unos meses en el portal Lado B y que a partir de esta semana aparecerá en nuestro portal.

Be y Pies (Tumbona ediciones, 2015) título de estructura poco usual que implica ya en sí mismo un avance y ocultamiento en el sentido, al tiempo que se convierte en un punto de inflexión. El primer relato abre con una detallada descripción del proceso que se lleva a cabo en una carnicería, tenemos en apariencia una imagen de la que echa mano Gabriel Wolfson, a partir de un delicado movimiento que permite el avance, un agolpamiento de la frase que sirve, como si de un fino tejido se tratara, para hilvanar con la textura de las palabras mientras se envuelve la imagen en movimientos cíclicos.



La carne suave, manejable. Todo lo que hacen con la carne. Separarla, trocearla, limpiarla, desdoblarla en cien capas. El molino. Los sueños donde uno mete la mano al molino, o a un ventilador.

Be es una historia fragmentada que por su estructura nos va introduciendo de a poco en la historia que se cuenta, pero ¿hay algo que se cuenta? Quizá sí, pero no es lo importante en Wolfson, hay una anécdota que parece que el autor posterga hasta el último momento, nos movemos por las páginas como si de pelar una cebolla se tratara, pero ¿qué es lo que queda al pelar una cebolla?

...¿a qué se dedica?, a nada, no tengo tiempo porque, mire, me dedico a nada, no a la nada, eso sería dedicarse a algo, ¿a qué se dedica usted?, preguntaría alguien, ¿en qué la gira, joven?, habría preguntado alguien de haber hecho la pregunta hace cuarenta años, a nada, arduamente a nada, difícil dedicación esa, a nada, a loque vaya surgiendo, o más bien a nada que vaya surgiendo, me dedico a eso que no surge, ni gira ni se crea ni se transforma...

En esta historia, en apariencia, la ecuación narrativa por todos conocida, no es importante ya que el autor poblano trabaja con digresiones que ocultan la trama; sabemos que algo pasa, que hay una historia que se cuenta tras bambalinas, pero el lector no es partícipe del secreto que lo intriga.

En Pies, nuevamente se nos va descubriendo poco a poco la historia, el lector de los textos de Wolfson debe tener tiempo y pericia, a partir de las microhistorias que van narrando pequeños fracasos o la imposibilidad de la solvencia, se van desenvolviendo en breves engranajes de la trama; vamos descubriendo las identidades de los personajes, Hugo, quien trabaja en un periódico tiene varios encuentros con un personaje anónimo. Los encuentros parecen inútiles aproximaciones a un ser despojado, a un espacio vacío y al cual es difícil otorgarle algo. De cierto modo, esta historia mata toda clase de expectativas.



Los textos que componen el libro son heterodoxos ya que parecen estar narrados por una omnisciencia que es indigna de confianza, casi un oxímoron, una contradicción en los términos; sin embargo, me parece que su uso funciona en este libro, precisamente para conocer o dudar de lo que nos va contando el narrador y de esta forma, avanzar desde la ceguera que nos transmite; al leerlos notamos que hay una apuesta notable en la densidad de su estructura.



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Sobre el autor

Pepe Prado/La reseña de Profética

Dice Pepe Prado, en una reseña de sobre Pastoral americana de Philiph Roth,  que "la única forma de terminar con el bloqueo del escritor, es, por supuesto, escribiendo. Y la mejor forma de continuar escribiendo a pesar del miedo a los lectores es emplearse a fondo en su oficio. Emplear la costumbre, los temas, las formas que nos han permitido expresarnos continuamente. Roth tiene un libro que se llama precisamente El oficio, pero creo que prefiero leer sus novelas para saber cómo sale de losimpasses: recurriendo al viejo Newark y a su ascendencia judía. Por mi parte, lo único que se me solicita es hablar de libros y, cómo se le dice al personaje de Woody Allen en el final de Deconstructing Harry, conocerme a mí mismo, dejar de engañarme, conocer mis limitaciones y seguir con mi vida. No sé si Álvaro podía anticipar que me aficionaría tanto a los libros, como vehículos de las obras y como objetos, pero estoy contento con retomar esta etapa librera de mi vida."

Pepe Prado publica también estas reseñas en el portal poblano Lado B.