Puerto Libre/Revista Nexos
Dice mi hermana que ella en los últimos tiempos empieza a sentir rencor por las cosas. Envidia su inalterable sobrevivencia. Seguirán aquí mucho tiempo después de nuestra muerte.
La lírica de sor Juana, mi primer iPad, la cajita en la que guardaba mi abuela sus monedas, las sillas de mi comedor, que fueron las del comedor de la infancia de mi mamá en los años veinte, la pluma de tinta verde con la que firmaba mi papá, la perfecta alacena blanca que nos dejó doña Emma, la máquina de escribir en la que conté mis primeros libros, la talavera. Nada del otro mundo y todo de otros mundos.