200 años de bicicletas/Revista Nexos Destacado

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Mundo Nuestro. Hay invenciones que dignifican la vida de la humanidad. Esta, vital y divertida, apenas tiene 200 años, y fue producto de la erupción de un volcán furioso en Indonesia. Como la mariposa que rompe el vuelo y provoca un huracán en el otro lado del mundo.

Esta crónica se refiere a ese desvarío que se contiene en el equilibrio sobre dos ruedas fantásticas. Es de Héctor Abad Faciolince , escritor colombiano (sus obras más recientes son El olvido que seremos y El amanecer de un marido), y la publica este noviembre la revista Nexos.



Es curioso que la rueda haya sido inventada hace más de cuatro mil 500 años y que en cambio la bicicleta esté cumpliendo apenas dos siglos. Se celebran tantos aniversarios tontos y en cambio casi nadie ha celebrado los 200 años de esta máquina mágica, la más económica en términos de gasto energético, velocidad espacio recorrido, y el medio de transporte más ecológico y saludable para un planeta enfermo de fiebre. Pero al mismo tiempo es normal que a nadie se le hubiera ocurrido inventar por tanto tiempo la bicicleta, ya que pocas cosas resultan más contraintuitivas que el milagro del equilibrio sobre dos ruedas.

Apenas 200 años de este vehículo prodigioso. Un supuesto dibujo de Leonardo da Vinci del prototipo de una bicicleta, es un falso demostrado (un charlatán añadió radios, cuadro y manubrio a dos círculos dibujados por Da Vinci en uno de sus cuadernos). Pero ¿por qué diablos a nadie, ni siquiera al genio Leonardo, se le había ocurrido poner dos ruedas en línea, unirlas de algún modo, montarse encima y empujarse con las piernas? Como muchos otros hallazgos del ingenio humano este invento fue fruto de la necesidad. Todo se debió al mal tiempo. Paradójicamente, la bicicleta se inventó para contrarrestar los efectos de un cambio climático repentino, pero opuesto al que hoy estamos sufriendo. Durante varios meses de 1815 ocurrió la erupción más grande de que se tenga noticia. El volcán Tambora, en Indonesia, arrojó tal cantidad de materia que pasó de tener cuatro mil 300 metros de altitud, antes de la explosión, a dos mil 850, después de derramar piedras, lava, fuego, y de arrojar en la atmósfera millones de toneladas de polvo y ceniza.

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