La viruela a 40 años de su erradicación / Revista Elementos Destacado

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Revista Elementos

Antonio T. Araujo Soto



En 1977 Ali Maow Maalin contrajo y sobrevivió a la viruela, una de las infecciones más letales inscritas en la historia de la humanidad; de origen somalí, Ali es conocido como el último individuo en desarrollar la enfermedad (en su variante menor) de manera natural. Un año después, la británica Janet Parker adquirió el virus por accidente y a la edad de 40 años falleció.

Sin nuevos reportes, los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acordaron adoptar las conclusiones de la comisión global para la erradicación de este mal y, en mayo de 1980, la viruela, que solo en el siglo XX había ocasionado la muerte de aproximadamente 300 millones de personas, se declaró erradicada (WHO, 2016).

La resolución sobre la eliminación de la viruela fue acompañada de varias recomendaciones, entra las cuales se incluían: 1) la interrupción de la vacunación –exceptuando personal en riesgo–, decisión justificada por el cese de la transmisión viral, así como en las complicaciones que se presentaban por la vacuna; 2) reservar un suministro adecuado de vacunas (suficiente para 200 millones de personas) y del virus vaccinia, en caso de requerir la preparación de nuevas formulaciones; 3) mantener un sistema de vigilancia e investigar el reporte de nuevos casos posibles; 4) contar con la asistencia de laboratorios en tareas de investigación y preservación del virus de la viruela. En total fueron 19 observaciones a tomar en cuenta hacia un mundo libre de la enfermedad.

Al mismo tiempo y previendo una nueva irrupción del patógeno en la población, la OMS se esforzó por restringir la posesión de ejemplares virales y su manejo, evitando así desgracias como la ocurrida en Inglaterra en 1978. Los institutos autorizados que actualmente resguardan el virus de la viruela son los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en Atlanta, Estados Unidos, y el Centro de Investigación Estatal de Virología y Biotecnología (VECTOR), Koltsovo, región de Novosibirsk, Federación de Rusia. Los centros acreditados realizan también tareas de investigación como el análisis genómico del virus, el desarrollo de nuevas vacunas, métodos de diagnóstico y agentes antivirales; esto último ha conducido a los asesores vinculados a la investigación del virus a recomendar continuar con su preservación, aplazando la destrucción de los especímenes a través de los años (WHO, 2016).

Desde la declaración emitida por la OMS en mayo de 1980, se ha escrito ampliamente sobre la mortandad ocasionada por este patógeno alrededor del mundo, de su importancia durante la colonización de América en el siglo XVI y en la prevención de enfermedades transmisibles, además de su posible uso como arma biológica en el pasado y en el presente. Por otra parte, la interrupción de la transmisión del virus, al igual que la enfermedad, ha tenido importantes consecuencias; por ejemplo, la sobrevivencia de miles de niñas y niños, o la confianza de repetir el éxito en la eliminación de otras infecciones siguiendo el modelo de colaboración internacional y desarrollo científico promovido con la viruela, así como el hecho mismo de lo que significa la erradicación de una enfermedad.



Antonio T. Araujo Soto / tonosp@live.com

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